10 diciembre 2021

Nunca Dejes de Creer

Esta semana se ha disputado la última jornada de la 1ª Fase de la Champions League 2021/2022 cuya final se juega este año en el Gazprom Arena de San Petersburgo. El tertvtuliano Nacho no faltó a la cita con la historia y acudió por tierra al Oporto - Atlético de Madrid que cerraba el Grupo A en el que el conjunto rojiblanco ha conseguido su pase a la ronda de octavos de final tras realizar una fase de grupos mediocre en la que únicamente ha estado 37 minutos por delante en el marcador. 

Angelito

El del césped
El día anterior al comienzo de nuestra expedición el equipo dio su último petardazo, esta vez en Liga frente al Mallorca. El partido fue lamentable, tal y como lo calificaría el actual entrenador del F.C. Barcelona que, por cierto, ha caído en fase de grupos, cosa que no ocurría desde la temporada 2000-2001. Vista la imagen del equipo, la empresa de ganar en Oporto por una diferencia de goles superior a la que lo hiciera el Milán frente al Liverpool de Jürgen Kloop se antojaba ardua o imposible; no obstante, el domingo por la mañana decidimos embarcarnos camino a Oporto: Alfred, Ivanchu, Nacho, Paco y Santi, con nuestro primer negativo en la nariz. 

No solo la imagen del equipo nos hacía temernos lo peor, todas las adversidades que nos presentó la preparación del viaje también. De la expedición inicial se nos cayeron Ramón y Alejandro por diferentes motivos. Sergio no se cayó, simplemente, porque no estaba en la expedición inicial.

La trituradora humana
Paramos en la ciudad amurallada de Ciudad Rodrigo, valga la redundancia, para comer en el restaurante Las Murallas, valga otra vez la redundancia. En esta ciudad Cuéntame dimos cuenta, valga por tercera vez la redundancia, de varias partes de la vaca, incluido un chuletón cuasicrudo de Vaca Morucha a la brasa de 1.200 gramos con 45 días maduración engullido por la trituradora humana. Tomamos un postrecito y un poleo-menta y retomamos camino para cruzar la frontera por medio del pueblo Villar Formoso y es el tramo de autovía que cruza sobre el río Touroes aún no está inaugurado. 10 años de retraso no son nada comparados con el del AVE a Lisboa. Ya en Portugal empezó el casino 888, que si peajes, arcos de peaje, radares... 15 euros para llegar a Oporto, si no te caza ningún radar.

Antes de llegar al hotel nos acercamos al estadio donde se podían hacer test de antígenos para el partido. Al segundo intento conseguimos aparcar y nos pusimos a la cola de uno de los puestos donde había gente algo nerviosa. Accedimos a la carpa y allí dos chavales, bueno, una chaval y una chavala, anotaron en una hoja de papel nuestros datos del DNI, nos metieron el palito hasta el fondo de la nariz y después escribimos en otra hoja de papel nuestros correos electrónicos y la amable farmacéutica nos dijo que alrededor de las once de la noche nos llegarían los resultados cuando llegara a la farmacia y pasara los datos al sistema. ¿Qué podría salir mal? 

Nos dirigimos al hotel con la certeza de que algo no saldría bien e hicimos el check in. Salimos a dar una vuelta por la ciudad, mercado de Bolhao, españoles, avenida de los Aliados, españoles, iglesia de los Clérigos y llegamos al Café D'Ouro, allí donde hace 12 años 2 meses y 5 días me tomé una francesinha con el "colocador" "celebrando" el gol de Falcao al debutante De Gea; con esta derrota el Atlético de Madrid pasó a jugar su primera Europa League la cual ganó en Hamburgo. 
El café estaba chapao, así que nos dirigimos a la Ribeira a ver si encontrábamos algún sitio para tomar algo. Eran las nueve pasadas, hora portuguesa y se puso a txirimirear; nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza, la cocina ya estaba cerrada. Afortunadamente, de vuelta al hotel encontramos un sitio donde tomar un mini pepito de ternera y unos gin tonics y un twany mientras refrescábamos. Nos recogimos a eso de la una de la mañana hora portuguesa. ¿Los tests? pues no habían llegado, lógicamente, así que decidimos acudir a los test que teníamos reservados/pagados en Unilabs a las 9 de la mañana.

A mitad de la noche me desperté y consulté mi correo, ¡me había llegado el resultado del test! Venía sin nombre y tenía 27 años, pero al menos el número del DNI estaba bien y, lo importante, era negativo. Informo a los demás que me ha llegado confiando que a los demás le había llegado, error. Así que los demás expedicionarios se acercaron al Queimodromo do Porto a que les volvieran a meter el palo por la nariz. A su vuelta, nos fuimos a desayunar unas torradas y comenzamos otro paseo por la ciudad, mientras los resultados de los tests iban llegando con cuentagotas. Nos acercamos al barrio de la catedral y fuimos bajando a la Ribeira donde tomamos unas Super Bock antes de comer un caldo verde y un arroz caldoso. A la tarde paseamos por la ribera del Duero bajo el txirimiri envolvente y nos acercamos a un par de bodegas de Porto para visitar, pero estaban todas completas. Así que nos volvimos hacia el hotel por el camino más corto para descansar para después ir a cenar una francesinha refrescando. Sólo quedaba el resultado del test de Santi por llegar y al día siguiente se disputaba el partido.


¡Por fin!

Al día siguiente el resultado del test de Santi seguía sin llegar. Santi aguardaba con paciencia infinita a que le llegara el resultado, pero decidimos subir al estadio a aclarar lo sucedido con la farmacia que nos realizó los tests. Alfred, que estuvo en contacto en todo momento con la farmacia, se encargó de gestionar el resultado y, por fin, consiguió que imprimieran el papelito con el nombre de Santi y el resultado negativo. Ya podíamos todos presentar en el partido los resultados que de poco sirven para evitar contagios.

Dragón
Enaltecimiento
Con la tranquilidad de tener los resultados, nos dimos una vuelta por el Estadio do Dragao, un estadio muy bonito construido para la Eurocopa 2004 al lado del antiguo Estadio da Santas cuyo solar aún se encontraba medio en obras. Lo sorprendente de este estadio es lo abierto que es para una ciudad en la que llueve bastante a menudo. Las puertas de acceso al estadio tienen la foto de un jugador. El perímetro estaba preparado para lo que iba a ocurrir horas más tarde; a partir de la puerta 19 ya estaban puestas las vallas para que la afición visitante no se mezcle con la local, es lo que tiene el fútbol actual, el del Respect. 


Paolo Futre
Bajamos a la tienda oficial del club donde aprovechamos a pasar por el baño y compramos algún complemento. Pregunté en la tienda si había algo de Futre y me dijeron que no, sin embargo, Alfred encontró un supuesto pin de él. La entrada al museo estaba curiosamente decorada con todas las copas colgadas del techo acompañadas de un dragón multicolor. Volvimos a subir al estadio y vimos que el marcador reflejaba un resultado, no era el de Santi, era el del partido y marcaba un 3-3 al descanso con gol de Oblak.

Desplazados
El viento empezaba a soplar y las tripas a rugir y nos fuimos andando al restaurante donde habíamos reservado que se encontraba cerca en el barrio de Boavista. A mitad de camino empezó a llover, la ciclogénesis explosiva ya estaba aquí. Pasamos por la facultad de Direito de la Universidad de Oporto y llegamos calados a la marisquería donde dimos cuenta de una lubina y un bacalao acompañados de unas canecas de super Bock y unos twanies.


Direito
Finalizada la comida, pedimos un taxi y nos fuimos a hotel a descansar antes del partido. Decidimos ir pronto, a las seis de la tarde que era cuando abrían las puertas, para no tener ningún problema con la afición local y la visitante. De camino al estadio caía txirimiri. 

En el palco con mascarilla
Nos despedimos de Alfred que estaba invitado a un camarote por un amigo suyo muy aficionado del Oporto al que le gusta mucho viajar con el equipo y llegamos a las vallas donde nos esperaban los guardias de seguridad para cachearnos y pedirnos los certificados. Lo primero que nos dijeron es que los paraguas no se podían pasar y los iban a tirar, se supone que son un objeto arrojadizo, sí que lo es, pero si te lo quitan te mojas; son las consecuencias de la violencia no atajada en el fútbol que pagan todos los aficionados. Afortunadamente, el supervisor nos dejó guardarlos en la consigna. Comprobaron los certificados con el DNI, pero las entradas no. Aún así con la oscuridad y las mascarillas poca identificación.

Desplazados
Subimos a nuestro sitio, quedaba menos de dos horas para que comenzara el partido. Santi e Ivanchu aprovecharon para ir a por unas Super Bock Sin. Los aficionados visitantes iban llegando a sus sitios e iban colocados, perdón, colocando sus banderas en las barandillas. Intenté conectarme a la wifi, pero tenía contraseña. Salieron los porteros a calentar y después todo el equipo que fue recibido con cánticos y cánticos. Volvieron al vestuario y las aficiones empezaron a cantar sus himnos antes de que sonara el himno de la Champions.


The Champions
 

En los primeros minutos del partido el equipo no transmitía buenas sensaciones, se perdían muchos balones y los que no, los cortaba el incombustible Pepe. A los 13 minutos se lesionó Luis Suárez y tuvo que ser cambiado por Cunha, Angelito 2.0. Le comenté a Paco que era lo mejor que nos podía haber pasado y no me equivoqué. En bastantes partidos Suárez lastra el equipo por su falta de velocidad, por eso le dejó marchar el Barça, pero el olfato de gol sí que no le falta, por eso el Atlético de Madrid es el vigente campeón de Liga. La entrada de Cunha le dio otro aire al equipo, su movilidad, algo escaso en esta primera parte de la temporada, le dio oxígeno al equipo. Pero por la radio nos llegaban malas noticias, el Milán había marcado, teníamos que marcar al menos dos goles y el desarrollo del partido no lo vaticinaba. Por fortuna, el Liverpool empataba al borde del descanso y nos dejaba a un gol de poder pasar a los octavos de final.

En la segunda parte el Oporto salió a contemporizar el partido, más cuando el Liverpool se puso por delante en el marcador con gol de Origgi. En ese momento el Atlético de Madrid ya podía jugar la Europa League, pero fue en el siguiente minuto cuando Griezmann marcó a la salida de un córner el primer tanto del partido que clasificaba a los rojiblancos para la siguiente ronda y se convertía en su gol número 50 en la competición. Ahora tocaba defender con uñas y dientes el resultado sin echar el clásico paso atrás porque el Atleti de Simeone ya no tiene su mejor arma, la defensa. Pero el partido se puso peor con la expulsión del Galguito, aunque la tangana que se montó sí que benefició al equipo porque el partido se paró y el tiempo seguía corriendo; y el posterior codazo de Wendell a Cunha benifició aún más. Con los equipos con 10 jugadores las fuerzas se igualaron. El medio del campo del Atleti aguantaba los tímidos arreones del Oporto y Vrsaljko y Kondogbia cumplían satisfactoriamente su cometido. 

Cuando el partido se acercaba al descuento un pase de Griezmann al hueco fue aprovechado por Angelito Correa que fue encimado por Pepe, pero pudo meter un disparo cruzado raso al poste que se convirtió en el gol de la tranquilidad. El equipo y la afición lo gozaban. El árbitro concedió 5 minutos de descuento y otra cabalgada de De Paul que pudo robar el balón en la línea de fondo puso el 0-3 en el marcador, era el delirio, era histórico. Cuando el partido ya iba a finalizar, Hermoso, para no variar, hizo un penalty evitable que supuso el 1-3 final. El árbitro pitó el final del partido y el equipo corrió a celebrar con los desplazados la victoria y el pase a los octavos de final de la Champions League.

¡NUNCA DEJES DE CREER!



Y este domingo, el reencuentro.